sábado, 10 de diciembre de 2011

Cafe Canibal - Parte II

Sus pasos marcaban un vals perfecto, sus manos marcaban el tempo, era como estar en un concierto de música clásica. El sentía en su cabeza la melodía, esa perfección que perdió hace tanto tiempo, esa perfección que le arrebataron hace años, aquello tan preciado como la vida misma.

Ahora ya no importa, se siente satisfecho en amplios sentidos. Su camisa a cuadros volaba contra el viento resaltando sus colores rojizos frente al ambiente gris. Cuando notó que su remera se veía demasiado, con temor y desaparición la cubrió. Al tender su mano para agarrar la camisa y taparse, se manchó de aquella sustancia que tenia en su remera, aquel fluido rojo y espeso. De una mirada lo vio y suavemente con la lengua lo limpio; su cara se transformo; era el éxtasis, el placer.

Llego a su casa apurado, pero cansado tiro su camisa y su remera en el lavarropas e incendio sus championes negros en la pileta con alcohol. Ese trasto mas negro y carbonizado que antes lo deshecho en la papelera que se ubicaba a la izquierda. Corrió con desesperación a la computadora que tenia sobre su preciado pero manchado escritorio plateado. La encendió y tipeó una dirección www.cafecanibal.com cuando finalizo la carga, se encontraba frente a una web normal, un foro sin nada resaltante. Solo una palabra llamada su excitada atención CANÍBAL. Cuando veía sus letras sentía el éxtasis, su miembro se levantaba con fuerza, su lengua deseaba y recordaba ese sabor. Una oleada de recuerdos inundo su mente, desde su infancia cuando Tommy ese caniche toy que tanto amaba la familia termino desaparecido.

El lo quería mucho al can, pero no lo soporto, lo vio con deseo e imaginación, quería creer que era algo mas que simplemente Tommy; alguien mas. Tomo las patitas traseras del inocente perro y separándolo del suelo lo golpeo contra un tronco del jardín, el animal grito una... dos veces... y simplemente dejo de respirar. Lo abrió con la vieja navaja de papa que andaba tirada al costado de una maceta y mordió su pata, esa carne ese fluido sanguíneo y crudo. Fueron minutos hasta que reacciono frente a tal actitud. Se sentía enfermo, desquiciado. Perdió el control y comenzó a vomitar con desesperación, regurgitando la sangre que había ingerido. Atino a embolsar el cadáver del animal y llevarlo a una papelera publica de la avenida. Lo deposito con cuidado sin que nadie lo viera y salio corriendo desesperado. Era un pequeño de 12 o 13 años común corriendo por plena calle Providencia.



Cuando volvio en si y sus ojos volvieron a su lugar, comenzo a teclear mirando la pantalla:

Busco: Busco mujer o Hombre, deseo de llevar acabo cosas impensables absoluta discrecion; bromistas abstenerse. Mi correo *******@******.com

No importa la edad, solo mayores de edad.

P/D: Tengo mucha hambre :)

ASD (Invitado)”

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