miércoles, 21 de noviembre de 2012

Café Caníbal - Parte V (Fin del Capitulo I)



Comenzó a sudar exorbitantemente, sus parpados pestañearon mas de tres veces, tratando de asimilar lo que estaba observando. Corrió los 20 metros de distancia y toco su hombro, cuando ella se dio media vuelta algo no encajaba. Sus ojos, su boca, hasta su nariz no era la misma. Alivio salio de su cuerpo en forma de suspiro ahogado. Se disculpo y se alejo cuanto pudo, para evitar que la chica se asuste.
Su temor había demostrado lo que sentía, se había convertido en una criatura inhumana que solo pensaba en si mismo, siendo capaz de destruir a cualquier ser que se le cruce, con tal de saciar su placer infinito. Pero por alguna extraña razón no se sentía mal, no se avergonzaba de si mismo. Sino que al reves, lo disfrutaba y la vida para el era un pasaje de ida sin vuelta atrás. Por lo tanto: -Lo siento por ellos, pero vivo por y para mi.
Dijo en un murmullo.
Miro un segundo mas a esa impostora e imaginaba como debería estar Alicia en su tumba, apretada en un cajón negro recubierto por dentro con tela roja barata, siendo alimento para esos gusanos atrevidos que se cuelan para vivir. Viendo como su bello cuerpo se descomponía, y los restos de su hermosa carne se filtran para ser abono de los hermosos abetos del cementerio.
“Oh! si, es un ciclo hermoso, de alguna u otra forma terminamos de alimento para algo mas y ella si que alimento a varios” pensó con una sonrisa macabra dibujada en su desquiciada cara.
Se sentó en el viejo banco donde se encontraba con su novia de la secundaria hacia unos años, aquella joven que termino de inundar su locura.
Esa muchacha era hermosa, era morocha, de ojos negros, muy oscuros, era tan bien proporcionada que cada vez que la miraba, la deseaba. Lo mejor de todo, es que no solo era linda, era ademas muy inteligente, era un diamante en bruto.
Ella vivía a dos calles de su casa y a cuatro de la plaza de armas, su padre era un empresario de la rama gastronómica y su madre una elegante ama de casa, con un carácter sumamente fuerte.
Ah! La hermosa Camille, un ejemplo perfecto de mujer. Era tan directa y discreta, que no temía bajo ningún concepto, decir lo que pensaba con respeto. Tomaba las decisiones con liderazgo y valentía. Cuando era adolescente, tuvo que dejar en adopción a su cobaya Clara, y sin llorar ni rechistar, se la cedió a un conocido de la familia.
Luego de 5 años de noviazgo juntos, sufriendo vivencias buenas y malas, Camille se alejo. Se marcho diciendo que el estaba raro, que no era el mismo chico de antes. Pues era verdad, en el invierno del cuarto año, el había disfrutado su primer banquete decente. Durante un mes, su almuerzo, desayuno y cena, había sido el cuerpo de un mendigo del barrio, el viejo Fernando. Un mendigo que vivía bajo las escaleras de los vecinos de junto. El pobre hombre estaba cada vez peor, hasta que un día cuando se marchaba al trabajo detestable que tenia en la multinacional de comida rápida, lo vio. Acostado y tapado con todo lo que podía para defenderse de ese terrible frío. Al ser las seis de la mañana, nadie estaba cerca, todos dormían plácidamente. Así que antes de marcharse a ganarse su jornal, se acerco a Fernando.
A cada paso que daba lo tenia mas cerca y podía sentir su olor, un olor a suciedad desagradable tal vez en otro animales; pero en un humano, no era tan terrible. Cuando llego a la escalera se agacho flexionando las rodillas acompañado de un gemido de esfuerzo. Ya no veía al mendigo como alguien, sino algo. Tendió su mano para poder tocarlo, sentirlo. Y si, estaba frío; había muerto.
Ese día no fue a trabajar, empeño todo su día en mover el cadáver sin ser visto y en lavarlo cuidadosamente, con su esponja azul. Realmente no se bañaba en días, el agua era negra y llena de pelos. Pero detrás de esa imagen desagradable y callejera, había realmente un hombre muy atractivo. Era tan deseable y estaba tan desesperado que no evito besar y tocar todo su cuerpo mojado que reposaba en su regazo.
Ese si había sido un momento muy placentero, el mejor de todos tal vez, pero ya había pasado hace tiempo y desde aquel día no fue el mismo de siempre. Y fue por ese motivo que la joven Camille lo abandono; se canso de que en las noches el la olfateara y le pasara la lengua en todo momento. El día que exploto fue el peor, ella había ido a la casa de el para cenar, y mientras rebanaba las papas para llevarlas al horno, se corto con el cuchillo de cocina y comenzó a sangrar deliberadamente. Entre gemidos silenciosos y ahogados de dolor y soplidos esperanzados en la herida, en el marco de la puerta instantáneamente estaba el. Se acerco sin palabras y con violencia tomo su mano y se llevo el dedo herido a la boca y comenzó a succionar la sangre con gestos de placer. Camille entro en pánico y con la otra mano lo abofeteo, hasta que pudo liberarse y se marcho corriendo entre llantos.
El la espero, ella jamas volvió.

Sentado en el banco el cree que a veces puede estar enfermo, pero no se convence, el siente que los demás merecen desaparecer. Ellos jamas comprenderán, lo que el siente. Por eso esta solo, y lo disfruta; si esta en compañía solo espera que sea un muerto.

sábado, 3 de marzo de 2012

Cafe Canibal - Parte IV

Armin Meiwest, el caníbal de Europa mas famoso del mundo. Aquel mismo que mato a un hombre en su casa y congelo sus partes para comerlas luego. Aquel asesino cordial que mato a Armando Bern (su víctima), por pura petición de este. Como no conocerlo. Es mas, ese vídeo: ese audiovisual que registro el momento en que el caníbal lo descuartizo parte por parte para prepararlo para la cena, lo tenia, fue su consuelo sexual durante años.
Pensó durante 20 minutos con su mano bajo el mentón y con su mirada perdida. Cuando reacciono nuevamente, fue para enviarle un correo electrónico a esta chica, diciéndole que el tiene el vídeo y que se lo dará si cumple una sola condición.
Jenny no tardo en responder que no piensa entregar ninguna parte de su cuerpo a cambio de ese vídeo. El, simplemente lanzo una sonrisa malévola y contesto: “No te preocupes, no estoy interesado en carne tan tierna: simplemente te estoy dando la oportunidad de ver, lo que tanto anhelas en vivo”.
La chica respondió, que era española y que por presenciar el acto, seria capaz de viajar a donde sea: pero solo quiere estar con consentimiento de la víctima.
Largo resoplido lanzo el muchacho, parecía que esta cría lo estaba descolocando. Menciono que la víctima lo permitió, y que si realmente quiere estar, que se tome el primer vuelo a chile cuanto antes, porque dentro de dos días iba a ocurrir.
Durante unos minutos reflexiono si lo que había hecho le afectaría. Pero el no planeaba dejarla ir, el quería tener el banquete de su vida. Lo enloquecía su imaginación, estaba al borde de un orgasmo sin fin. Se preguntaba que sucedería cuando estuviese allí, deliraría de placer...

Al otro día despertó nervioso y exaltado, sus pesadillas recurrentes se habían vuelto una tortura, una enfermedad, un horror. Si, ellos no estaban mas en este mundo. Su padre fue muerto en una balacera de mafiosos y su madre, su preciada y amada madre. Esa mujer que dio todo por el. Ah! Como la extrañaba, cuando se recostaba con el y le acariciaba su cabellera, mientras le cantaba cualquier canción que se le cruzara por la cabeza. No importaba si era un desastre musical, su voz lo calmaba y lo amansaba. A veces lloraba por ella, la extrañaba demasiado; pero siempre se terminaba consolando igual. Pensaba que ella estaba en el paraíso, viviendo una hermosa eternidad.
Cuando salio de ese momentáneo pozo depresivo, se vistió con su peor ropa y salio a la calle a buscar gente. Necesitaba contacto humano.
Cuando el sol ilumino su cara una vez que atravesó el portal de su casa, su cabeza comenzó a dolerle. Una puntada muy fuerte inundo su lado izquierdo. Con su mano derecha apretó con intensidad su frente, creyendo que calmaría el dolor. Pero el mismo seguía. Ignorando el malestar continuo avanzando. Cuando alcanzo la esquina, ya se había olvidado y ya pensaba en ir a la plaza de armas.
Cuando llego luego de caminar muchas cuadras. Vio a lo lejos algo que lo inquieto. Si, era ella, ese pelo rojizo y esas curvas. Estaba de espaldas, pero era mas que reconocible. Era Alicia, la difunta Vecina. Aquella que estaba con las tripas al aire.